¿Quién, con veinte años, no ha pensado en ir a recorrer el mundo y hacer realidad su propio Diario de motocicleta?. A veces, el ímpetu es más grande que la razón, pero eso es normal en la juventud, sino fuéramos aventureras y soñadoras eso si sería lo raro.
Gracias a los tiempos que corren y la facilidad de las comunicaciones, entre los jóvenes de América del Sur se hace cada vez más popular el poder realizar un recorrido por América de Norte a Sur, al punto que atrae como moscas conocer de punta a punta nuestro continente. Paradójicamente, con la inseguridad imperante lo que debía ser un sueño se convierte en pesadilla.
Recorrer América también fue mi sueño, tan sólo pude recorrer una parte de América del Sur porque mis ahorros me permitieron hacer un trayecto más corto en autobús, para un joven viajar es como su alimento le abre la mente y le ayuda a comprender que el mundo es diverso y hermoso.
Veinte años después de esa aventura reflexiono que la juventud en muchas ocasiones es traicionera y no nos permite medir la magnitud del mal que reside en otras personas, no somos capaces de reconocer el mal, ni tampoco las malas intenciones de los particulares.
De los países que he visitado no puedo negar que en mi propio país me he sentido insegura a pesar que tenemos un potencial turístico inmejorable, con Islas, cordillera, mar y selva. Entonces, es menester evitar perder lo único que es verdaderamente nuestro, que podríamos dar a conocer al mundo y que al mismo tiempo puede representar fuente de ingresos.
Nuestras playas son capaces de movilizar a jóvenes soñadores y con sed libertad, que disfrutan de la playa y que se distraen entre jóvenes, otras personas alrededor del mundo se admiran de lo que tenemos tanto de los bueno como de lo malo y se sorprenden por la violencia. Es difícil imaginar un lugar tan bonito pero en el que salir a la calle es peligroso.
Por ello, nos preguntamos sobre la violencia intentando reflexionar: ¿ Cuándo comenzó? ¿Porqué lo dejamos entrar? y ¿Cuándo se irá?. ¿Será acaso que los ecuatorianos no somos capaces de cortar de raíz la violencia de una vez por todas?. No hay respuesta cierta, sólo que no podemos controlarlo.
Desde mamás ecuatorianas deseamos más seguridad y no precisamente porque tengamos a una patrulla de "rambos" armados hasta los dientes patrullando nuestras calles sino porque tenemos una sociedad sana capaz de no tolerar la violencia ni de fomentarla. Una sociedad que aprecia y valora la vida de todas las personas, capaz de respetar y ser tolerante. Un lugar, sin espacio para la droga, la violencia, ni el trafico de personas.
De nada sirve tener un Lindo Ecuador, cuando no somos capaces de respetar nuestro espacio y permitir que los malos decidan y los malos siembren terror.
Jóvenes con sueños de diarios de motocicleta hemos sido muchos y ojalá existan muchos más.